La limpieza facial es el paso más importante para tener una piel perfecta.
Si me preguntaran qué es lo más importante para tener una piel perfecta, lo tengo claro: la limpieza. ¿Más que una crema? Sí. Ya te puedes comprar la crema más cara del mercado que si la superficie de la piel está llena de suciedad, sebo y células muertas no va a penetrar te eches lo que te eches.
Me voy a adelantar y te voy a contar los errores más comunes que oigo sobre la limpieza facial (me duelen los dedos solo de escribirlo):
“Como no me maquillo, no me hace falta limpiarme la cara”. La piel respira y excreta sudor y sebo. Por no hablar de las partículas de contaminación y suciedad que se adhieren a la piel a lo largo del día. Prueba a pasarte un algodón humedecido al final del día y verás de qué color se vuelve. El eslogan: el algodón no engaña, es totalmente verídico.
“Me desmaquillo con toallitas desmaquillantes”. Error. Las toallitas pueden ser irritantes de la piel. Para una urgencia sí que pueden ser útiles, pero no como método de limpieza habitual.
“Me limpio la cara con el jabón de manos”. Aquí es cuando me da un ataque al corazón. ¿Es igual la piel de las manos que la de la cara? Las pastillas de jabón, en general, suelen ser muy agresivas para la piel. Su pH alcalino deteriora en manto ácido de la piel. Si utilizas pastillas de jabón asegúrate que especifique “pH neutro” en el envase. Ni hablemos del jabón tipo Lagarto para la piel. Resérvalo para quitar las manchas más resistentes de la ropa y para nada más.
“Me voy a la cama sin desmaquillar”. ¿Te vas a la cama con la ropa de la calle? Espero que no. Con la piel, pasa lo mismo. Al final del día, te maquilles o no, en la superficie de la piel se forma una capa hecha con una mezcla de maquillaje, filtros solares, cremas, sombras de ojos… Y la piel también necesita respirar.
Después de repasar las beauty locuras más típicas vamos a ver que limpiador es el más adecuado para ti según tu tipo de piel.
Limpieza diaria
Las texturas a elegir dependerán del tipo de piel. Las pieles grasas agradecen las texturas tipo gel o espuma, mientras que las pieles secas suelen optar por leches limpiadoras o aceites, que hidratan a la vez que limpian.
En las pieles grasas es especialmente importante la limpieza para retirar el exceso de sebo que produce su piel. Este tipo de piel tiene que tener cuidado en no caer en una limpieza excesiva. Con esto lo que se consigue es provocar un efecto rebote y que se produzca más sebo.
Las lociones o agua micelares, que están tan de moda ahora mismo, son una solución muy completa. Sus micelas limpian, desmaquillan, tonifican e hidratan. Además, utilizar un tónico equilibrante y calmante es beneficioso para todos los tipos de piel.
Limpieza semanal
Bajo este título no quiero que pienses que solo hay que limpiarse la cara una vez a la semana. Me refiero a que, una vez a la semana es recomendable realizar una exfoliación, es decir, una limpieza más profunda de la piel.
De este modo retiraremos las células muertas que se van desprendiendo poco a poco de la epidermis.
Dentro de las exfoliaciones, las hay más superficiales (mecánicas) y más profundas (químicas). Los productos con gránulos o scrub producen una exfoliación mecánica de la piel. Si queremos activar la renovación y reparación de los estratos más profundos de la piel, deberíamos realizar una exfoliación química o enzimática. Este tipo de exfoliación es más fuerte y las pieles sensibles deberían tener precaución.
¿Doble limpieza?
Si eres una beauty freak habrás oído hablar de la doble limpieza. ¿De qué se trata? Pues bien, tanto los cosméticos como las cremas, poseen dos fases: una hidrófila (con afinidad por el agua) y otra lipófila (con afinidad por la grasa). La doble limpieza actúa frente a estos dos componentes. Primero se utilizará un limpiador en aceite para retirar la fase grasa y acto seguido se utilizará un limpiador acuoso.
¡Si tienes dudas, pregúntanos por el mejor limpiador para tu tipo de piel!
